viernes, 16 de octubre de 2009

Azúcar con futuro


“El interés de los Grandes Inversionistas”



A diferencia de otros sectores productivos, que recibieron una fuerte inversión entre mediados de 1990 y comienzos del 2000, los cultivos de caña de azúcar y su industria recién fueron atractivos para la gran empresa privada desde el 2006.   
Ese año el grupo Gloria entró al negocio y en menos de tres años consiguió ser el primer productor de azúcar y alcohol del país. Al igual que otros que aumentaron su producción y piensan en ampliarla.
Según la Asociación Peruana de Productores de Azúcar y Biocombustibles, hasta el 2008 se habían invertido US$450 millones en adquisiciones y mejoras en azucareras, sin considerar los US$60 millones que han invertido los Wong y Bustamante en Andahuasi.
Aunque no todas estas inversiones han sido rentables, sí han permitido revertir la crisis de las azucareras desde fines de los 70, esas inversiones han logrado que las empresas recuperen la producción que perdieron con la reforma agraria, y se considera que la empresa privada ha logrado demostrar que la competitividad de la agricultura está en Sudamérica y no en el hemisferio norte como se creía.
A diferencia de otros cultivos, en los que se desechan la cáscara, las hojas o la pepa, en la caña de azúcar se aprovechan todo, se pueden obtener varios productos. Además de azúcar y melaza, condimentos, alcohol y fibra para papel, cartones y tableros de aglomerados. Además, biocombustibles como etanol y polímeros de plástico. Y con todos los desechos se puede generar energía eléctrica.
Además de estas ventajas, nuestro país posee una adicional y única: debido a la ausencia de variaciones extremas de climas, se puede cultivar y cosechar caña todo el año. Asimismo, tiene una envidiable productividad: se pueden producir 130 toneladas de caña por hectárea y obtener 12,5 toneladas de azúcar al año por hectárea.
Pero no todo es color de rosa, ya que las inversiones realizadas en las azucareras Pomalca, Tumán, Cayaltí y Pucalá de Lambayeque, que han mejorado su producción, aún arrastran problemas y deudas laborales.
Además la concentración de tierras es un tema que está en discusión. Actualmente posee un total de 60.000 hectáreas, cuatro veces más de la extensión de San Juan de Lurigancho. Para algunos políticos, esto genera preocupación.
Por ejemplo, el congresista Jorge del Castillo (Apra), lamentó que el grupo Gloria siga creciendo en este rubro, no obstante que uno de sus miembros le aseguró que no iban a comprar más azucareras. De hecho, la extensión que ya poseen supera las 40.000 hectáreas que el Congreso en algún momento quiso poner como tope a las propiedades agrícolas de la costa.
De manera coincidente, Fernando Cillóniz explicó que más que limitar la extensión de la tierra deberían establecerse mecanismos para evitar el monopolio o su dominio del mercado.

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